Ocho escalones
El secreto estaba en el número ocho. No se daba cuenta, por
eso lo buscaba en los cajones, entre las pilas de papeles diseminadas por toda
la habitación, entreabría libros, palpaba sobre la superficie empolvada del
techo de la heladera, bajo la alfombra, detrás de los marcos colgados en los
muros, hasta en el tarro de yerba. No hallaba rastro desde hacía varios meses.
Se recostó en el sillón a descansar, estaba agotada, tomó uno de los
almohadones y apoyó la cabeza, se quedó dormida. Soñó con él, como siempre,
otro diferente del anterior quien extendiendo su mano, le obsequió eso que le
había quitado el sueño durante los últimos días. La sensación de felicidad la
colmó. Se incorporó, caminó hacia la puerta de ingreso, avanzó hasta el palier,
bajó un tramo de escalera. Desde el descanso pudo verlo, como en una película
proyectada sobre la pared, bajó los ocho escalones. Lo encontró intacto, los
espejos enfrentados lo repetían hasta el cansancio, nadie lo había visto, ni
siquiera ella.
Silvia Estevez
Ahi lo tenemos Silvita! Muy llindo. Sigue el suspenso
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