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El
secreto estaba en el número ocho. Le pregunté qué había escrito y no quiso
contestar. ¿No ves, sos ciega?, me
dijo. Siguió mirando al piso, como si en el
granito blanco y negro hubiera algo que sólo él podía ver. Tomé la hoja y
volví sobre las siete letras y los tres números que había escrito. Las letras eran frágiles pero claras, se podía leer sin
dificultad el nombre de nuestra calle. El acento en la “o” parecía puesto con
énfasis y la mayúscula no era casual. Los números ocho no. Garabateados,
borrosos, los tres se entrelazaban en un juego que, en otro tiempo, hubiera
sido divertido. ¿No ves, sos ciega?,
repite mientras sigue entretejiendo infinitos ochos sobre la piel oscura de su
brazo.
Gabi
Gervasoni
Grande Gaby, muy bueno y a quien agregó la teoría del microcuento...gracias. Veré si esta semana puedo cumplir mi propia consigna. A ver los demás, quiero leer efectodominoseros!!!!
ResponderEliminarGracias, Silvi. besos
EliminarHermosa consigna, Muy bueno el micro cuento, Ahora manos a la obra!
ResponderEliminarMuy bueno Gabi!!
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